La mujer llegó a la plaza con cinco minutos de margen, aún en el coche examinó el lugar para elegir un sitio donde esperar, se bajó con cautela mientras metía su pistola bajo el abrigo, se dirigió lentamente hacía el lado opuesto de la plaza y se sentó en el banco a esperar, desde su sitio podía ver las tres entradas de vehículos al lugar y tan solo habían pasado dos minutos cuando vio llegar un Mercedes negro seguido a escasa distancia por un Land Rober del mismo color, del primer coche bajó una persona con un abrigo también negro "Ni que fuéramos a un funeral" pensó la muchacha escrutando a la otra persona; varón de pelo rubio con cara de nicho... no más de 25 años... "espera, esos ojos... " la chica se puso nerviosa pero cuando el hombre alcanzó su posición ya había recuperado el ritmo normal de la respiración.
- Hola Alicia.
- Buenos días Diego, por cierto esa identidad la dejé atrás hace tres años junto a mi familia.
- Em... si cierto, yo también deje mi nombre atrás, ¿cómo me has reconocido? - inquirió él mirándola fijamente a los ojos.
- Fácil - repuso ella - tus ojos, nunca he bisto un color parecido, has cambiado por completo pero esos ojos... para alguien que en algún momento fue cercano a tí...
- ¿Cercano? - él dibujó una media sonrisa mientras pronunciaba esto - no consideraría solo cercano a alguien que estuvo casada conmigo, fueron buenos tiempos ¿verdad?
- Hasta que tus socios me la jugaron, desde que tuve que tragar con vuestros errores, con el muerto y la culpa, me has obligado a alejarme de todo lo que quería y ahora me pides que entre en casa de mi padre a robar...
- No te lo pedí, te propuse un intercambio, tu hija, tu novio y la vida de tu padre por una bolsa... hablando de la bolsa, ¿dónde está? - él la miró fijamente a los ojos.
- Veo que no has cambiado nada, los negocios ante todo, pensé que al reencontrarte con tu exmujer recordaríamos los buenos momentos de nuestro matrimonio, trae a mi hija y te doy la bolsa - esto último lo dijo totalmente seria y con la vista clavada en el joven.
- De verdad intentas jugar, tu tampoco has cambiado, eso me gusta, por ser quien eres voy a traer a la niña, de buena fe, recuerdalo - a un gesto del chico una puerta en el Land Rober se abrió y apareció la niña - solo dime una cosa, ¿es hija mía o de ese cabrón que esta dentro del coche?
- ¿De verdad te hace falta preguntar? Te creía más listo, nunca te fui infiel y la niña solo tiene unos meses menos que nuestra ruptura, no se si se puede llamar así, aún así que mas te da... la niña es mía y no voy a permitir que me la quites nunca - su mirada era desafiante.
- No pienso hacer daño a mi propia hija - decía la verdad, ella lo sabía, era sangre de su sangre y ese hombre con cara de niño nunca haría daño a su propia hija - ¿Cómo se llama?
- Helena,, como su abuela.
- Le pusiste el nombre de mi madre.. pero ¿cómo? - su voz estaba llena de sentimientos.
La mujer no respondió, cuando la niña estaba cerca se levantó dándole la bolsa al joven y fue a cogerla, la abrazó durante unos segundos u¡y unas lágrimas le recorrieron las mejillas.
-No voy a comprobar el contenido, se que no jugarías con la vida de tu hija, me fío de ti, ahora haré que baje "ese"hombre
-Puedes quedártelo, no es nadie para mí, solo una distracción para la niña - la respuesta de la mujer era fría, una voz que él solo había escuchado una vez durante los años que estuvieron juntos y que hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo.
- No le cuentes a Helena la verdad sobre su padre, no le digas lo que te hizo una vez por favor, inventate un padre bueno, guapo e inteligente que le sirva como modelo - mientras decía esto se acercó un poco a madre e hiija - dejame abrazarla una vez, por favor
Ella soltó a la niña en brazos de su padre y vio como el cariño se dibujaba en esos ojos verdes, vio como una única lágrima recorría el perfecto rostro del hombre.
- Tu hija sabrá tu nombre y sabrá quién eres igual que sabrá quién y qué soy yo, no voy a ocultarte, me gustaría que volvieras a verla alguna vez, eres su padre y se merece conocerte, solo te digo una cosa, si se la juegas... te mataré, no dudaré ni un solo segundo a la hora de apretar un gatillo, ni un solo segundo. - ella recuperó a la niña, se dio media vuelta y añadió - llámame para volver a verla o volver a saber de ella.
"Lo haré" pensó el chico mientras avanzaba hacia el Mercedes "no dudes que lo haré Alicia"
Se subieron a los coches y la plaza volvió a quedarse en silencio y tranquila
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