miércoles, 30 de diciembre de 2015

Navidades frías

No se puede terminar el año sin despedirlo.


El frío se nota a través de la ventana, la oscuridad se apodera de las calles casi antes de salir el sol, sol que no se ve porque la niebla lo oculta, las calles están blancas y no es por nieve, no, en este lugar hace tanto frío que no suele nevar, sin embargo una capa de fino hielo cubre todo lo que la vista abarca, desde las pequeñas plantas que se resisten a perecer ante el invierno hasta los coches.

Dentro de su casa Juan se aparta de la ventana y se sienta en el sofá frente al fuego, está preocupado, este frío no es normal, en la televisión han dicho que es posible que se queden sin luz o incluso sin la posibilidad de salir de casa durante unos días, cierra los ojos preocupado pero en el fondo sabe que están preparados, bajo la casa tienen un refugio que todos los veranos abastece con leña suficiente para calentar la casa durante tres meses, aparte de eso, como su mujer es bastante precavida siempre tienen comida como para sobrevivir al menos tanto tiempo como sin morir de frío, serán unos meses difíciles, sus hijos se cansarán de estar encerrados en casa pero al menos estarán vivos, se recuesta en el sofá a esperar a que su mujer y su hijo mayor regresen del centro de la ciudad de hacer algunas compras para la Navidad y se queda dormido.

Llaman a la puerta, Juan se despierta sobresaltado, al acercarse a la puerta ve a su mujer con cara de angustia a través de la mirilla.
- ¿Qué pasa? ¿Habéis tenido algún problema?
- No, bueno si, tu hijo que no tiene dos dedos de frente y cuando ya habíamos terminado las compras y hemos ido a tomar un café antes de volver ha decidido que sería divertido pasarse todo el invierno con el brazo en cabestrillo - ella pone los ojos en blanco y entra cargada de bolsas
- Lo siento papá, solo estabamos jugando con el balón y he resbalado - el chico aparece con la cara roja, una mezcla del frío y dolor sujetando un carro de la compra.
- No para nada Pablo, tu madre esta nerviosa, como todos pero no te preocupes, ¿te duele?
- No demasiado, vamos a meter todo esto que estoy congelándome, en la radio han dicho que durante los próximos tres días no llegarán suministros a la ciudad ¿sabes? mamá ha comprado el triple de lo que llevaba en mente por si acaso.

-¡MAMA!!!! ¡MAMA!!! EN LA RADIO HAN DICHO QUE RECOMIENDAN NO SALIR DE CASA HOY - el grito de Cristina, la mediana de los tres hermanos rompe la tranquilidad de la casa de buena mañana.
- No grites Cris - su padre sale tras ella del baño - No, hoy no vais a ir a clase, yo trabajaré desde casa y mamá tampoco irá a la oficina, pero no pienses que te vas a librar de estudiar, vuestros profesores nos han comunicado que os van a enviar los deberes y apuntes.
- Entonces me vuelvo a la cama - esta vez es el pequeño de los hermanos el que habla mientras vuelve arrastrando los pies a su habitación, avisadme a la hora de comer.
- David, ve a desayunar, vamos a hacer los deberes y a estudiar por la maana y podrás dormir el resto del día si es lo que quieres - la madre saca la cabeza por el pasillo - ¿que hacéis los tres reunidos aquí? ¿donde está Pablo?
- Dormido, seguro - responden Cristina y David a la vez causando la risa de sus padres.
- Id a despertarle -concede su padre - Marta, querida, debemos hablar - mientras dice esto sale del pasillo y los dos se sientan alrededor de la mesa de la cocina - Sabes que esto probablemente no va a durar dos días como se ha dicho en la radio.
- Si, lo se, estoy preparada y cuando veas que no puedo más haz que lo piense dos veces.
- No te preocupes cariño, lo superaremos, si cortan la electricidad tenemos nuestro generador, no creo que tengamos suficiente carbón para tenerlo dia y noche encendido pero si para cocinar y calentar el agua una vez al día, tenemos comida mas que de sobra y con la madera tendremos calor y luz todo el invierno si es necesario.
- Oh Juan, espero que tengas razón - ella mira hacia sus manos, su mirada es cansada y de preocupación, su marido se acerca y la abraza.
- Te prometo que saldrá bien, además, ayer compraste todo lo necesario para celebrar una Navidad como está mandado ¿no? - ella levanta la cara con una sonrisa triste y asiente - Bien, quedan dos días para Nochebuena, no tenemos muchos regalos pero podríamos intentar que toda la familia se implique y hacer regalos a mano o que ya tengamos por aquí ¿qué te parece?
- Bien, perfecto - me voy a poner a cocinar, no me gustaría gastar toda la electricidad de emergencia en la cena de Navidad.

El 24 de diciembre ya está avanzado, la casa está vestida de gala, los chicos han decorado el arbol y han puesto adornos navideños en todos sitios, la luz se fue hace horas pero el calor de la lumbre y el color de las velas iluminan la casa de una manera especial y romántica, el hielo amenazador ha creado una capa que casi no les deja salir de casa pero todas las mañanas Juan o Pablo raspan para conseguir un camino de salida, Cris y David han ido a llamar a los abuelos que viven en la casa de alado, parece que a pesar del frío y de no poder salir de casa la Navidad se pasará en familia y como todos los años.
- Ya estamos aquí - grita Cris al entrar en casa - ¡los abuelos han traido regalos!
- Mamá, no hacía falta que trajerais nada - Marta coge los bultos de sus padres y los coloca bajo el arbol - pasad, aquí se esta caliente, en un momento estará la cena.
Ya todos a la mesa la conversación no va por temas complicados, se ríen, comen, beben, parece que fuera un año totalmente normal pero en la cabeza de todos los adultos e incluso de los nios aunque no lo demuestren es el frío el que está, la radio ha dicho que esto puede durar incluso un mes más, que la gente salga de sus casas lo menos posible y que las tiendas están vacías, que quien pueda comparta su comida o su leña pero que tengan en cuenta que esto puede durar mucho tiempo.
- Mamá, papá, Juan y yo hemos estado hablando y vuestra casa es demasiado grande y hace frío, creemos que deberíais trasladaros aquí mientras esto dure, traeremos vuestra comida y vuestra leña así como el carbón que tengáis en casa y si estáis de acuerdo mañana os trasladaréis - el postre se queda atragantado en la garganta de los abuelos, sabían que era una posibilidad que su hija les propusiera que se trasladaran pero era una tontería, vivían cerca y si lo necesitaban podían venir cuando quisieran-
- No digáis que no sin pensarlo - juan se pone serio - así ahorraríamos leña, velas y muchas otras cosas y además esto hay que pasarlo en familia, si os ocurre algo puede que no podamos llegar a vosotros

Esa misma noche, todos sentados alrededor de la chimenea y el árbol de Navidad los abuelos aceptan la oferta y prometen recogerlo todo al día siguiente, comienzan a darse los regalos, a los tres chicos se les ilumina la cara al ver que algunas de las cosas que han traido los abuelos son juegos de mesa, no todos nuevos pero todos los que tenían en casa, ante el panorama de no poder de casa cualquier juego que no necesite un enchufe es perfecto, aparte de eso hay chuches, ropa y algún libro que se reparten entre toda la familia y algún que otro regalo de papel o pulsera casera.

Los abuelos están haciendo una maleta cuando empieza a nevar, bueno, a nevar, parece que el cielo se cae y apenas se ve a unos metros, cuando tienen todo listo se dan cuenta que la nieve no les deja salir de casa así que deciden quedarse a esperar hasta que el temporal amaine, pero no lo hace en todo ese día, ni en el siguiente.
- Creo que lo mejor será que nos reinstalemos aquí, no parece probable que podamos salir de casa en al menos una semana - el abuelo intenta que su voz parezca calmada pero llevan asados más de cincuenta años y se conocen muy bien.

Unos días más tarde y sin los abuelos en casa la familia intenta preparar algo decente para despedir el año, hace días que no pueden salir de casa y la tensión se nota en el ambiente, las discusiones se acrecentan y agravan, Pablo lleva tres días sin hablarse con Cris porque esta le ha roto la maqueta en la que estaba trabajando. Ya por la noche tras cenar se sientan alrededor del fuego.
- Hijos míos, se que estas no son las Navidades que os gustarían y se que todos estamos preocupados por los abuelos - Marta está triste y no consigue ocultarlo, le tiembla la voz pero continúa - Hemos pensado que podemos escribir en un papel lo que le pedimos a 2016 y tirarlos a la chimanea.
Juan les da un papel y un boli a cada uno-
- No escribáis tonterías - advierte Marta.
"Se que no siempre me porto bien pero si algo puedo pedir deseo que se acabe este frío y que los abuelos estén bien, bueno, y también pido que Pablo me perdone y si se puede una bici nueva" Cris dobla su papel y lo tira al fuego, las llamas lo engullen en unos segundos.
"Por favor, que se quite este frío, quiero volver al colegio y a respirar aire fresco, ah y si no es mucho pedir que Cris y Pablo no se metan conmigo, y también quiero que mamá y papá me compren un móvil que ya soy mayor" David tira el papel al fuego siguiendo el ejemplo de su hermana.
"Quitanos el frío y que cuando acabe todos estemos bien" "Haz que mis hijos sean felices, que esto dure poco" Los padres imitan a los niños y ponen los papeles en el fuego
"Como seguro que todos han escrito sobre el frío yo solo voy a pedir paciencia para no enfadarme con mis hermanos" Pablo es el último en poner el papel en el fuego.
En el momento en el que el fuego acaba de consumir los cinco papeles suela el timbre de la casa, todos se miran extrañados, como puede haber alguien en la calle con este tiempo.
Marta y Juan van hacia la puerta y sus hijos los siguen unos pasos por detrás, al abrir la puerta lo que ven es increíble, todos miran sus relojes para comprobar que no se han vuelto locos.

Es apenas la una de la mañana del 1 de Enero y ha salido el sol, si, el sol a la una de la mañana, todos se ponen sus abrigos y con ayuda unos de otros salen trepando por la nieve a la calle, parece que han olvidado que alguien llamó a la puerta, quizás alguien que quería avisar a todos los vecinos, quien sabe pero al abrir la puerta no había nadie, todos corren a casa de los abuelos, la abuela les abre con una mezcla de alegría y tristeza
- El abuelo esta muy enfermo - todos palidecen ante la noticia - hacía frío y no hemos comido muy bien estos días, aparte estabamos preocupados y bueno, creo que debería ir al hospital - de pronto parece fijarse en el tiempo y en el echo de que esté toda la familia en la puerta- Ya no nieva, y hace sol, oh esto es un milagro.
- No es un milagro abuela - dice David - lo hemos pedido en nuestros deseos de Nochevieja.
- Pues debéis de haber pedido también que nosotros estuviéramos bien - El abuelo aparece por detrás de la abuela, esta se como si viera un fantasma - Hola querida, ya estoy mucho mejor.

Toda la familia se funde en un abrazo, han sido unas Navidades muy extrañas pero parece que las cosas empiezan a acercarse a la normalidad.

Feliz año nuevo, espero que vuestros deseos se cumplan igual que los de esta familia, aunque nunca sabremos si Pablo consiguió lo que quería.
Y disculpad la tontería de historia, es lo que se me iba viniendo a la cabeza

martes, 15 de diciembre de 2015

Cuento

A Luis, como a cualquier niño de ocho años le gustaba jugar con sus amigos al balón, normalmente al volver del colegio comía con su abuela y su hermana mayor, Clara, después llegaba su madre que hacía los deberes con él, tras eso le preparaba la merienda y después en los días en que todabía era de día de dejaba ir a buscar a Juan, uno de sus mejores amigos y su vecino, juntos, con la abuela se iban al parque a jugar hasta que se hacía de noche, entonces volvían a casa y se suchaba, cenaba y de vez en cuando se peleaba con su hermana, siempre por culpa de ella por supuesto, era muy pesada y siempre le hacía rabiar.

Los días pasaban, y Luis se daba cuenta de que cada día tenían que volver antes a casa y eso no le gustaba, su madre ahora había días que no le dejaba ir a jugar porque decía que hacía frío y que en el parque siempre se quitaba la chaqueta, que se iba a poner malo, eso a él no le gustaba, no le gustaba el invierno, siempre con clase, deberes y encima ya no podía jugar con Juan por las tardes.

Un día, cuando fuera estaba lloviendo y la gente iba con abrigos mamá llegó a casa con regalos, Luis se puso muy contento, le gustaban los regalos, Clara como siempre se enfadó porque el de ella era mas pequeño pero como era una pesada era normal que mamá le comprara cosas mas pequeñas pensaba Luis, se sentó a la mesa y abrió el regalo y se puso a llorar porque eran lápices de colores y papel para pintar, mamá lo abrazó.

-Luis, no llores, te he traido esto para que puedas dibujar todo lo que quieres hacer cuando llegue el verano y el buen tiempo-Mamá abrió la caja de los lápices y sacó uno amarillo-Empieza por dibujar el sol.

Ya cuando se iba a la cama su madre entró con los dos dibujos que había hecho y los dejó en la mesa junto a su cama.

-Si los dejas aquí esta noche soñarás con lo que has dibujado. Buenas noches cariño-Mamá le dio un beso en la frente y saló de la habitación.

Luis miró los dibujos, en uno se veían dos niños jugando al balón, en el otro a mamá, la abuela y Luis en la playa haciendo un castillo de arena, apagó la luz y se quedó dormido.

Luis abrió los ojos y estaba con Juan en el parque, hacía un sía de sol muy muy amarillo y hacía mucho calor, cogieron la pelota y empezaron a correr tras ella, pero era extraño, estaban solos en el parque, no había ruido, ni pajaros ni personas, jugaron un rato más pero entonces se aburrieron y se sentaron en el cesped, seguía haciendo sol y calor pero ya no sabían que hacer así que decidieron volver a casa, pero no encontraban la salida así que andaron y andaron hasta estar cansadisimos y se dejaron caer en el hierva, a Luis se le iban cerrando los ojos poco a poco hasta que se  durmió.
El sonido del mar le despertó, miro a su alrededor, se encontraba en la playa, su madre y su abuela estaban cogiendo arena con el cubo y la pala, entre los tres hicieron el mejor castillo del mundo pero poco a poco Luis empezó a sentir hambre, su madre le dijo que no tenían comida y que jugara un rato más mientras la abuela y ella se echaban una siesta, Luis intentó jugar un rato solo pero se aburría y quería chinchar a su hermana ¿Donde estará Clara? se preguntaba, era raro porque estaba toda la familia menos ella, al poco rato se dio cuenta que sin su hermana la playa no era divertida, además le sonaba la barriga, se tumbó en la arena y al rato se quedó dormido.

Luis se despertó sobresaltado, que sueño más raro había tenido. Miró sus brazos y bio que estaban rojos como si hubiera estado mucho rato bajo el sol, que raro, se giró a mirar los dibujos y vio que las imágenes habían cambiado, en ambas las personas dibujadas estaban tumbadas, como dormidas.

Luis fue al colegio, una vez en casa después de comer hizo otro dibujo, esta vez puso cuidado de poner todo lo que pudiera necesitar por si esa noche también solaba con eso, dibujó a su madre, su abuela, su hermana, a juan y a él en un campo, dibujó una pelota, comida, una sombreilla para no quemarse mas.... Ya en la cama su madre volvió a dejarle el dibujo junto a la cama y le alabó por lo bonito que era.

Y ahí estaba Luis, en mitad del monte con toda su familia y su amigo, pasaron un día maravilloso, jugaron, comieron, jugaron más rato.... pero tras varias horas Juan empezó a preguntar por su mamá, más tarde todos empezaban a estar cansados pero el sol no se movía, parecía que no habían pasado más de diez minutos desde que llegaron, parecía que nunca se haría de noche, poco a poco todos empezaron a mosquearse, estaban cansados, incómodos, quería volver a casa pero no podían, cuando ya no podían más decidieron intentar dormir bajo el único arbol que Luis había dibujado, un árbol que apenas cubria el sol pero algo era algo, poco a poco, no sin trabajo se consiguieron dormir.

Luis se despertó muy triste, sus sueños no eran divertidos, quería estar con toda su familia pero también quería comer, jugar y dormir, su madre al verlo se acercó y lo abrazó.

-Mi vida, ¿que ocurre?

-Mamá, los colores que me regalaste me hacen soñar cosas que no me gustan-le contó a mamá los sueños y ella con ternura de dio un beso en la frente.

-Hay que valorar lo que se tiene en cada momento, habrá días para ir de picnic, para jugar al balón en el parque o para ir a la playa pero tienes que aprender a disfrutarlos cuando ocurran, y a disfrutar del frío, de la noche, de tu hermana y de todo lo que te rode.

En ese momento comenzó a nevar, Luis corrió a la ventana y preguntó si podía hacer un muñeco de nieve.

-Si fuera siempre verano y pudieras ir al parque a jugar nunca nevaría. Ve y llama a Juan, pero ponte el abrigo no te vayas a resfriar,

jueves, 27 de agosto de 2015

Picadilli Line- Londres, un viaje en metro.

Una chaqueta de fieltro se mueve al son del vagón de metro, mientras, el resto de pasajeros luchan por una brizna de aire fresco, a esta hora la línea azul, la Picadilli siempre va llena, ahora salimos a la superficie, ya estamos en Baron Court, la verdad es que no tengo ni idea de lo que hay tras esta parada, igual una fila de barones todos puestos para saludarte cuando salgas, tal vez tan solo una fría calle….

Lo cierto es que aún no estamos en el peak up time (la hora que el metro es imposible y por cierto bastante más caro) visto como va el tren ahora mismo me temo que esta tarde va a ser dura.
Fieltro se ha movido, ¿por qué hay un niño sentado en el suelo con las piernas extendidas con lo lleno que está esto? Quizás esta mareado, apenas queda espacio para moverse ni aire que respirar, desde mi posición es imposible mirar por la ventana pero puedo imaginarlo perfectamente, cada día los mismos edificios, los mismos árboles, las mismas paradas y sin embargo siempre diferente, me gusta imaginar cómo son las personas que viven allí, como será su vida, su casa…
El señor que se encuentra a mi lado lleva un pesado maletín, lo se porque lo he tenido que parar con el codo salvándolo de una terrible caída, se siente mal por ello pero la realidad es que da igual, parece un señor simpático y con calor claro, se le nota el brillo del sudor en la frente, pero como no va a tener calor el pobre señor con la chaqueta del traje puesta todo el rato… creo que estos señores deberían quitarse las chaquetas al entrar, suben el calor del ambiente que ya de por si no es poco.
Estamos llegando a Acton Town, el paisaje por aquí es desolado, al menos mal que en el resto de la línea, espero que se bajen muchos porque me estoy agobiando, no es un esperanza vana, normalmente suele haber mucho movimiento en esta parada ya que es un intercambiador entre las dos zonas de la línea y la verde, una de esas que se ramifica cual árbol de Navidad para llegar a todo el sureste de Londres; nada más lejos de la realidad esta esperanza mía, ahora vamos más apretujados si cabe, al menos solo quedan dos paradas, creo que sobreviviremos. El niño que estaba sentado se ha tenido que levantar, ya era hora, yo aquí como una sardina más de la lata y él ahí, tan pancho.
Fieltro sigue aquí, me da calor de verlo.
Maletín me ha preguntado que escribo, que si será un libro, la verdad es que no se de donde se ha sacado eso aunque supongo que no es muy usual ver a una muchacha escribiendo en el metro estando de pié, bueno, será que me gusta ser diferente, o que la inspiración me ha llegado en el momento menos oportuno.

Frenada, maletín casi se cae un mi acto reflejo ha sido “agarrarle” del brazo, muy útil, si señora, se ha reído, como no iba a reírse, si se hubiera tenido que caer se  iba a caer igual a pesar de mi vago esfuerzo, su brazo era más grande que mi mano pero oye, yo lo he intentado, si se cae al menos me hubiera sentido un poco mejor, al menos que lo había intentado con todas mis fuerzas, intercambiados dos o tres frases y e silencio típico del metro se vuelve a instaurar, me gusta esta tranquilidad, esta no necesidad de decir cosas, es cómodo,  al menos no te hace sentir un bicho raro cuando vas solo porque aquí es lo más normal.

Hablando de ir solos, creo que luna de las cosas que más me agrada de este país es que no importa si apareces solo en un restaurante o si vas solo a un museo o a tomar un café, la gente no te mira ni piensan nada raro de ti, me gusta, deberíamos aprender a hacer lo mismo en España.

Ya llegamos, maletín ha cogido su maletín así que me temo que nos vamos a bajar en la misma parada, me parece bien, es agradable. Paramos, estampida, parece que la mitad del tren se ha bajado en Northfields, juraría que no vive tanta gente en este barrio, bueno, aquí lo dejo que tengo que subir las escaleras sin ser aplastada ni caer. Feliz viaje.

viernes, 27 de febrero de 2015

Living la vida loca

Si la vida fuera fácil sería aburrida, muy aburrida, si todo viniera dado no tendría interés. no tendríamos que elegir, por tanto no podríamos equivocarnos, pero tampoco acertar, no habría riesgo, no habría locuras y entonces, la vida, no tendría sentido.