martes, 15 de diciembre de 2015

Cuento

A Luis, como a cualquier niño de ocho años le gustaba jugar con sus amigos al balón, normalmente al volver del colegio comía con su abuela y su hermana mayor, Clara, después llegaba su madre que hacía los deberes con él, tras eso le preparaba la merienda y después en los días en que todabía era de día de dejaba ir a buscar a Juan, uno de sus mejores amigos y su vecino, juntos, con la abuela se iban al parque a jugar hasta que se hacía de noche, entonces volvían a casa y se suchaba, cenaba y de vez en cuando se peleaba con su hermana, siempre por culpa de ella por supuesto, era muy pesada y siempre le hacía rabiar.

Los días pasaban, y Luis se daba cuenta de que cada día tenían que volver antes a casa y eso no le gustaba, su madre ahora había días que no le dejaba ir a jugar porque decía que hacía frío y que en el parque siempre se quitaba la chaqueta, que se iba a poner malo, eso a él no le gustaba, no le gustaba el invierno, siempre con clase, deberes y encima ya no podía jugar con Juan por las tardes.

Un día, cuando fuera estaba lloviendo y la gente iba con abrigos mamá llegó a casa con regalos, Luis se puso muy contento, le gustaban los regalos, Clara como siempre se enfadó porque el de ella era mas pequeño pero como era una pesada era normal que mamá le comprara cosas mas pequeñas pensaba Luis, se sentó a la mesa y abrió el regalo y se puso a llorar porque eran lápices de colores y papel para pintar, mamá lo abrazó.

-Luis, no llores, te he traido esto para que puedas dibujar todo lo que quieres hacer cuando llegue el verano y el buen tiempo-Mamá abrió la caja de los lápices y sacó uno amarillo-Empieza por dibujar el sol.

Ya cuando se iba a la cama su madre entró con los dos dibujos que había hecho y los dejó en la mesa junto a su cama.

-Si los dejas aquí esta noche soñarás con lo que has dibujado. Buenas noches cariño-Mamá le dio un beso en la frente y saló de la habitación.

Luis miró los dibujos, en uno se veían dos niños jugando al balón, en el otro a mamá, la abuela y Luis en la playa haciendo un castillo de arena, apagó la luz y se quedó dormido.

Luis abrió los ojos y estaba con Juan en el parque, hacía un sía de sol muy muy amarillo y hacía mucho calor, cogieron la pelota y empezaron a correr tras ella, pero era extraño, estaban solos en el parque, no había ruido, ni pajaros ni personas, jugaron un rato más pero entonces se aburrieron y se sentaron en el cesped, seguía haciendo sol y calor pero ya no sabían que hacer así que decidieron volver a casa, pero no encontraban la salida así que andaron y andaron hasta estar cansadisimos y se dejaron caer en el hierva, a Luis se le iban cerrando los ojos poco a poco hasta que se  durmió.
El sonido del mar le despertó, miro a su alrededor, se encontraba en la playa, su madre y su abuela estaban cogiendo arena con el cubo y la pala, entre los tres hicieron el mejor castillo del mundo pero poco a poco Luis empezó a sentir hambre, su madre le dijo que no tenían comida y que jugara un rato más mientras la abuela y ella se echaban una siesta, Luis intentó jugar un rato solo pero se aburría y quería chinchar a su hermana ¿Donde estará Clara? se preguntaba, era raro porque estaba toda la familia menos ella, al poco rato se dio cuenta que sin su hermana la playa no era divertida, además le sonaba la barriga, se tumbó en la arena y al rato se quedó dormido.

Luis se despertó sobresaltado, que sueño más raro había tenido. Miró sus brazos y bio que estaban rojos como si hubiera estado mucho rato bajo el sol, que raro, se giró a mirar los dibujos y vio que las imágenes habían cambiado, en ambas las personas dibujadas estaban tumbadas, como dormidas.

Luis fue al colegio, una vez en casa después de comer hizo otro dibujo, esta vez puso cuidado de poner todo lo que pudiera necesitar por si esa noche también solaba con eso, dibujó a su madre, su abuela, su hermana, a juan y a él en un campo, dibujó una pelota, comida, una sombreilla para no quemarse mas.... Ya en la cama su madre volvió a dejarle el dibujo junto a la cama y le alabó por lo bonito que era.

Y ahí estaba Luis, en mitad del monte con toda su familia y su amigo, pasaron un día maravilloso, jugaron, comieron, jugaron más rato.... pero tras varias horas Juan empezó a preguntar por su mamá, más tarde todos empezaban a estar cansados pero el sol no se movía, parecía que no habían pasado más de diez minutos desde que llegaron, parecía que nunca se haría de noche, poco a poco todos empezaron a mosquearse, estaban cansados, incómodos, quería volver a casa pero no podían, cuando ya no podían más decidieron intentar dormir bajo el único arbol que Luis había dibujado, un árbol que apenas cubria el sol pero algo era algo, poco a poco, no sin trabajo se consiguieron dormir.

Luis se despertó muy triste, sus sueños no eran divertidos, quería estar con toda su familia pero también quería comer, jugar y dormir, su madre al verlo se acercó y lo abrazó.

-Mi vida, ¿que ocurre?

-Mamá, los colores que me regalaste me hacen soñar cosas que no me gustan-le contó a mamá los sueños y ella con ternura de dio un beso en la frente.

-Hay que valorar lo que se tiene en cada momento, habrá días para ir de picnic, para jugar al balón en el parque o para ir a la playa pero tienes que aprender a disfrutarlos cuando ocurran, y a disfrutar del frío, de la noche, de tu hermana y de todo lo que te rode.

En ese momento comenzó a nevar, Luis corrió a la ventana y preguntó si podía hacer un muñeco de nieve.

-Si fuera siempre verano y pudieras ir al parque a jugar nunca nevaría. Ve y llama a Juan, pero ponte el abrigo no te vayas a resfriar,

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