martes, 8 de mayo de 2012

Ajuste de cuentas

"Mañana a las 8, estadio de baloncesto, no llegues tarde y espera sentada en el asiento"

La nota estaba pegada a una foto de su novio, la muchacha miró la foto mientras los nervios y las dudas recorrían su cuerpo, no tenía nada claro, ¿quién se lo había llevado? ¿Que querían? Desde hacía seis años llevaba una vida perfectamente normal, trabajaba como ingeniera para el ayuntamiento de Málaga, tenía novio desde hacía tres años, tenían planes para casarse en verano... Pero su vida anterior... ¿que no había hecho? Fue a sentarse en la cama, empezaba a marearse por la tensión.

Con 16 años era la mejor, sus trabajos eran perfectos, ni un solo rastro, ni una sola pista, a esa edad empezaron a llover trabajos por todos lados, cada vez más importantes, nadie la había visto físicamente, nadie sabía quien era ella, muchos no sabían ni que era una mujer, no dejaba testigos, era fría, calculadora, una maestra de la distracción y el disfraz, pero un día con 21 años cometió un error, un error que le costó la vida a sus padres y a su hermano pequeño, solo la dejaron a ella.

La mujer sentada en la cama empezó a llorar, había cambiado de vida, había cambiado de identidad, de ciudad, de nombre, físicamente nadie podría reconocerla, era imposible, ¿entonces? Se puso furiosa, tiro su móvil contra la pared y fue a parar contra una foto que cayó al suelo, se levantó y la recogió, cuando la vio perdió el equilibrio y cayó al suelo, apoyó la espalda contra el marco de la puerta y comenzó a llorar como una niña pequeña, su pecho convulsionaba mientras ella dejó volar sus recuerdos.

Ella tenía 18 años, con el dinero del último trabajo se llevó a sus padres y su hermano de vacaciones, durante un mes recorrieron lugares increíbles del mundo, las pirámides en Egipto, el Chichen Itza, el Taj Mahal, los jardines colgantes de Babilonia, los templos en Atenas, las cataratas más altas del mundo así como cualquier cosa que se les ocurrió, el dinero no era un problema, sus padres no sabían de donde lo sacaba, nunca se lo habían preguntado pero creía que se lo imaginaban, pero eso daba igual, ese viaje fue el más feliz de su vida y en esa foto su hermano miraba el mapa de Atenas al revés mientras su madre sentada en un banco se reía, sobre sus cabezas aparecía el Olimpo con el reflejo de las luces del atardecer, ella recordaba perfectamente ese momento, nada más sacar la foto su padre le dio un beso mientras la ofrecía un helado susurrando un "Gracias"

La joven volvió a la realidad, se levantó de un salto perdiendo un poco el equilibrio por el cambio de altura, no podía perder a nadie más, no sabía que le pedirían pero no podía perderle a él también, fue al baño, ya totalmente recuperada, peino su ahora largo y liso pelo rubio, a decir verdad era su color natural, pero durante sus años oscuro nunca lo había llevado rubio, era un color demasiado llamativo; se retocó el maquillaje observando su nueva cara, la tenía desde el desastre, ya se había acostumbrado a ela, a sus imperfecciones, a sus formas. Salió del bao cogiendo su bolso y una de sus identidades falsas, tenía que hacer algunos recados antes de ir a la cita.


La hora se acercaba, la mujer estaba cada vez más nerviosa aunque nadie lo hubiera dicho, esperaba para entrar a un estadio abarrotado de gente donde se jugaba un decisivo, si el equipo malagueño ganaba sería campeón de liga, el estadio estaría lleno, eso seguro. Cuando consiguió entrar fue hacia su asiento, apenas le quedaban tres minutos para encontrarlo así que prefirió no arriesgar y preguntar donde estaba, al llegar se sentó sin pensar en nada, sin fijarse siquiera en la gente que tenía a su alrededor.

Pasaban unos segundos de las ocho cuando un hombre de unos treinta años ataviado con los colores del equipo de casa apareció y se sentó a su lado.

- Buenas tardes Elisa
- Me llamo Julia, pero veo que sabes quien soy, ¿donde está?
- Directa al grano, me gusta, no le verás hasta que termines el trabajo - el hombre le pasó una nota, ella fue a abrirla pero él la paró antes - aquí no. Quédate a ver el partido si quieres pero tienes hasta dentro de tres días, si no lo has hecho entonces Pablo morirá. Adiós.

Unos minutos después de que el hombre se fuera ella también se levantó y salió a la calle, lo más rezagados entraban corriendo al estadio, el partido acababa de empezar.

"David Anticuado, ajuste de cuentas, disparo a distancia, encontrarás el arma en la taquilla 124 del polideportivo cercano a tu casa, la contraseña es el cumpleaños de tu madre"


A la mañana siguiente, en casa y con el arma ya en sus manos entró en su ordenador, no sabía quien era el hombre aunque le habían dejado una foto y una dirección, lo buscó en Internet, parecía un empresario importante, pobre chico, parecía no tener treinta y cinco año, ¡a quien había jodido los planes? Eso a ella le daba igual, solo tenía que acabar con él, al día siguiente tenía una inauguración, la cena sería en uno de los hoteles "buenos" de la ciudad, a la entrada o salida debía estar muerto, lo preparó todo y fue a dar una vuelta por esa parte de la ciudad para reconocer el terreno.

Hacía años que no hacía esto, lo había echado de menos durante el primer año, la adrenalina que suponía preparar todo para un único instante de placer infinito, un instante durante el cual tocaba el cielo con los dedos, preparó cada detalle durante esa tarde tarde, todo tenía que ser perfecto, como todos los trabajos que había hecho menos el que causó la muerte de su familia, todo estaba preparado, cada detalle, pero esa tarde el viento era muy fuerte, ella sabía que podía fallar, que solo tenía una oportunidad pero sabía que era la mejor, sin embargo ese no fue el problema, ella no falló, al menos no en eso, la mujer murió, un disparo en la nuca desde unos cincuenta metros de distancia, pero la tensión le hizo olvidar recoger una bala, no tenía sus huellas pero si las de una de las personas que le había encargado el trabajo, además se dejó ver lo suficiente para que la siguieran a su casa y al enterarse de que no había sido perfecto el trabajo matar a toda su familia. Por todo eso ahora no podía fallar, no podían matar a Pablo por su culpa.

A la tarde siguiente todo estaba listo, ella estaba apostada en la azotea de un edificio cercano, la hora llegó y como en los viejos tiempos ella no falló, justo en el corazón, mientras recogía el material penó que había sido su disparo más certero y sonrió al pensar que no había perdido su don, guardo las cosas en una bolsa yio que había una nota dentro del coche, miró que no hubiera nada raro colocado en el mismo y al cerciorarse de que no se subió al coche.

"Paseo del Parque, segunda fila de gradas del auditorio, lleva el arma en una mochila, allí estará él"

Arrancó el coche, una vez llegó al lugar acordado metió todo en la mochila y fue hacia el lugar, había tres personas, se sentó y dejó la mochila tras ella, Pablo apareció seguido por el mismo hombre que ella vio en el partido,, este le soltó y le dio el arma que llevaba en la mano, Pablo la cogió y apunto a la mujer, se acercó tranquilamente sonriendo.

-Pablo... - ella no podía creer lo que estaba viendo
- Si Julia, ¿quién si no? tu tapadera era perfecta
- Pero... ¿porque? - una lagrima de rabia recorrió el rostro de la joven
- Nos la jugó
- No me refería a eso, quiero saber porque has hecho esto, si me vas a matar al menos dame una explicación.
- Tu mataste a mi hermano - ella no lo podía creer, el hombre sacó una foto del bolsillo y se la dio a la mujer, era cierto, había matado a ese chico poco antes de cometer el error, se había interpuesto entre el objetivo y ella y no pensaba fallar, un muerto más o menos no era importante pensó ella en su momento,
- Como sabías que era yo - no era una pregunta, se temía la respuesta.
- Te seguí la pista
- Y ¿porque ahora? no entiendo porque el ajuste de cuentas ahora.
- Quería que me valieras para algo, un asesinato era lo mejor - él empezó a reirse - por si te interesa, si te he querido estos años, pero mi odio nunca se debilito

Dicho esto el hombre apretó el gatillo, el cuerpo de la mujer calló sobre la tierra formando un charco de sangre a su alrededor, estaba muerta, un disparo a menos de un metro a la altura del corazón, acto seguido el hombre se apuntó a la cabeza y se disparó, la sangre de la pareja tiñó el suelo de rojo y el aire con olor a muerte. Juntos en la muerte cual Romeo y Julieta y todo por un ajuste de cuentas.

2 comentarios:

  1. Está muy bien, y no me esperaba el final pero... ¿El Olimpo?

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    1. Bueno, no se si desde Atenas se vea el Olimpo (no creo) pero es el monte más alto del país, o eso tengo entendido así que lo puse :) Me pareció una imagen bonita la recreación en mi cabeza de la foto

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